miércoles, 2 de marzo de 2011

Por Dios, trata de arrancarlo Aldrin !!

Ya han pasado más de 40 años desde que el hombre pisó la luna por primera vez el 20 de Julio de 1969. El proyecto Apolo ha sido el más exitoso de la NASA y logró que los tripulantes del módulo lunar Neil Armstrong y Edwin Aldrin se posaran sobre la región lunar de 'el Mar de la Tranquilidad'. El tercer astronauta, Michael Collins, fue el encargado de pilotar el módulo de mando del Apolo 11 situado en órbita.

No cabe duda de que es el mayor logro tecnológico de todos los tiempos pero resulta paradójico que, después de décadas de investigación y de miles de millones de dólares invertidos, parte del éxito de la misión se la deban a un bolígrafo. 

Después de estar alrededor de dos horas y media recogiendo muestras, haciendo experimentos y  tomando fotografías llegó el momento de regresar al módulo lunar para iniciar el despegue que los llevaría de nuevo junto a Collins. Fue en ese momento cuando uno de ellos al entrar rompió la palanca del interruptor que ponía en marcha los motores.

Aldrin comunicó la situación al centro de control de la Tierra e inmediatamente ingenieros de la agencia se pusieron a trabajar para dar solución al grave problema. Se dirigieron al lugar en el que tenían una copia exacta del módulo y rompieron del mismo modo el interruptor en cuestión, tal como les indicó el propio Aldrin, para tener una visión más clara del problema. Tenían que encontrar rápido una solución, sin herramientas, sólo con lo que disponían allí arriba los astronautas.

Tras unos momentos de tensión un ingeniero cayó en la cuenta de que Aldrin llevaba un bolígrafo que les podía sacar del apuro. Pidieron rápidamente uno igual, lo desmontaron y comprobaron que el capuchón encajaba perfectamente en el interruptor permitiendo accionar el mecanismo, y sin perder un sólo segundo , se pusieron en contacto con los astronautas para transmitirles la decisión. Aldrin siguió las instrucciones, desarmó su Fisher Space Pen, y usando el capuchón a modo de palanca en el interruptor consiguió encender los motores del módulo lunar, llevándoles de vuelta sanos y salvos con su compañero Collins.

Este incidente me recuerda un poco al sucedido entre Carlos Sainz y Luis Moya en el Rallye de Inglaterra del 98, la única diferencia es que estos no consiguieron su objetivo encontrándose a 700 metros de la meta en la Tierra y Armstrong y Aldrin, a 384.000 km de casa, lo hicieron con el capuchón de un bolígrafo.


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