miércoles, 9 de marzo de 2011

Calculando el futuro

Desde siempre me ha interesado el mundo de las computadoras y cuando echo la vista atrás recuerdo sorprendido lo que ha llegado a cambiar. Mi primer contacto con este mundo llegó el día en que me regalaron un Commodore 64, un potente ordenador para la época que era capaz de hacer cosas increíbles exprimiendo su hoy en día ridícula memoria de 64K. De esto hace ya más de 20 años.

La primera computadora de la historia se llamó Mark I (1944) y era un pequeñito armatoste de 15,5 metros de largo por 2,40 de alto y 0,6 de ancho con un peso de casi 5 toneladas. Este ordenador de "sobresuelo" era capaz de hacer cálculos tanto básicos (suma, resta, multiplicación y división) como de ecuaciones complejas, pero el tiempo medio que le llevaba procesarlos era de aproximadamente 1 segundo para los básicos y hasta 5 segundos para los complejos.

Hoy en día existen computadoras aún más grandes y posiblemente más pesadas que el Mark I pero su capacidad de cálculo es infinítamente superior. Es el caso por ejemplo del supercomputador MareNostrum, una increíble máquina, curiosamente ubicada en una capilla de Barcelona , con capacidad de proceso de 62.6 Teraflops, es decir, 62.6 billones de cálculos complejos por segundo. Esta vertiginosa cifra la sitúa como la más potente de Europa.


A la izquierda el Mark I, con sus ingenieros supervisando los procesos. A la derecha el MareNostrum dentro de una urna de cristal refrigerada. Para comprender la brutal diferencia entre estas supercomputadoras diré que lo que procesa MareNostrum en solamente 1 segundo el Mark I hubiera tardado 1.964.760 años.

No sé, al ritmo al que avanzamos quizá algún día cada uno de nosotros tengamos un MareNostrum sobre el escritorio.

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