La Luna llena en noches claras nos ofrece un gran espectáculo visual cuando asoma por el horizonte. Es en esos momentos en los que la vemos más grande y la podemos apreciar mejor debido al brillo atenuado por la atmósfera. ¿Quién no ha intentado fotografiar alguna vez una luna enorme asomando por el horizonte?, es la perfecta decoración para un cielo despejado sobre la ciudad o el motivo principal para unas montañas que por si solas no ofrecerían ninguna atracción fotográfica.
La Luna, aparte de ofrecernos estas fantásticas estampas, es la causante de la mayor ilusión óptica que se conoce, por lo menos en escala, ya que nuestro satélite siempre tiene el mismo tamaño en el cielo, ya sea en el horizonte o en el mismo cenit. La ilusión es tan potente que estoy seguro que algunos de los que leáis este post seguiréis pensando que no es así.
La Luna está rodeada de falsas creencias. Una de ellas, y posiblemente la más extendida, es la de que la luna debe sus fases a la sombra producida por la Tierra al interponerse ésta entre ella y el sol. Totalmente incorrecto. Las fases lunares se deben al ángulo desde el que vemos la Luna al ir rodeando a la Tierra, y al estar siempre iluminada por el mismo sitio y en su totalidad (se entiende una semiesfera iluminada) hace que los diferentes ángulos de visión nos ofrezcan estos distintos puntos de vista a los que llamamos fases.
Otra de las falsas creencias, y que está directamente relacionada con la anterior, es pensar que hay una "cara oculta". Posiblemente lo que induce a error en esto es precisamente cómo se ha nombrado a esta parte de la Luna ya que sería más correcto decir "cara no iluminada" que "cara oculta". Nuestro satélite no está empeñado en no mostrar esta parte, de hecho cada mes nos la enseña en su totalidad cuando es nueva, lo que pasa es que al no estar iluminada no podemos verla a simple vista, pero con un buen equipo fotográfico y una exposición larga la podremos ver sin problemas.
Puedo con esto haber aclarado algunos aspectos pero lo que a continuación voy a comentar, lo de la ilusión óptica a la que me refería al principio, me va a costar más. Siempre se ha dicho aquello de "ver para creer" pero no siempre se ha de creer todo lo que se ve, a veces somos víctimas de nuestros propios sentidos.
Con ejemplos se entiende mejor. Vamos a ver este dibujo y comento.
En este dibujo vemos unas líneas remarcadas en negro en lo que parecen ser los vértices de una pared imaginaria. ¿Cuál de estas dos líneas es más grande?, desde luego si tuviera que apostar lo haría por la línea de la derecha, está claro que es más grande, ¿o no?. Pues no, perdería todo lo apostado ya que tanto la de la izquierda como la de la derecha son exactamente iguales.
Se trata de una ilusión óptica llamada ilusión de Ponzo. Básicamente lo que ocurre es que en nuestro cerebro recibimos la profundidad que propone el dibujo a pesar de sus dos dimensiones, por lo tanto asimilamos la línea de la derecha como que se encuentra más lejos que la de la izquierda, entendiendo que si está más lejos sin duda tiene que ser más grande si la traemos a la posición de la línea de la izquierda.
Seguro que como yo ahora mismo estás cogiendo la regla del escritorio para confirmarlo, está claro que aquí lo de ver para creer no funciona en absoluto, nuestros sentidos nos engañan por mucho que intentemos calcular visualmente. Pues es esto lo que ocurre con la Luna cuando la vemos tan grande en el horizonte y tan pequeña en el cenit.
Esto ocurre porque cuando aparece en el horizonte tenemos con qué compararla. Si entre nuestra vista y la Luna se interpone una casa, unos árboles, una ciudad, nos parece increíblemente grande, mientras que si la vemos en lo alto de nuestras cabezas nos parecerá muy pequeña al no tener más que unos puntitos brillantes a su alrededor para compararla. Es la mayor ilusión óptica que se conoce y la que lleva a pensar que la Luna varía su tamaño dependiendo de dónde se encuentre, aunque cueste creerlo.
Podemos confirmarlo de dos formas distintas. La primera está en que si pensamos por un momento y sabemos que la órbita del satélite es completamente circular (en espiral para los puristas), es decir, que la distancia entre ella y la Tierra es siempre la misma, de lógica nos lleva a pensar que siempre la vamos a ver del mismo tamaño ya que la distancia no varía. La segunda, y con la que vamos a poder aplicar lo de ver para creer, es que cuando la veamos grande cojamos un objeto con la mano, por ejemplo un lápiz, una llave o un mechero y lo coloquemos entre la Luna y nuestro ojo para marcar su tamaño en el objeto (a modo de regla) y pasadas las horas, cuando se encuentre en lo más alto, repetir el proceso. Nos vamos a dar cuenta de que tiene exactamente en mismo tamaño, es algo curioso de confirmar.
En fin, esto no va a quitarme la "ilusión" de fotografiar la belleza de una Luna llena sobre el horizonte...
Increíble! Una explicación estupenda.
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